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viernes, 29 de enero de 2016

PELUSILLAS EN EL OMBLIGO: una propuesta refrescante


Resultado de imagen de pelusillas en el ombligo LIBRO      Después de padecer la lectura de un tocho de más de mil páginas, repleto de topicazos, mala literatura y personajes sacados de un pabellón de esquizofrénicos, uno agradece obras como la que hoy reseñamos. Pelusillas en el ombligo gusta desde el mismo título y, sobre todo, no miente ni engaña: propone un recorrido a saltos, pellizcando microrrelatos o aforismos. Más allá de los productos de mercado escritos expresamente para hacer rico a su autor (e igual de estúpidos a nosotros, sus compradores), este librito de formato pequeño y de escasas cien páginas es un canto a la literatura de muchos quilates, alejada de los flashes y de los titulares de prensa, de las entrevistas de consagrados periodistas a encumbrados autores.

       La obra presenta muchas particularidades: está escrita al alimón por dos autores alicantinos, Esther Planelles —de quien sabemos, por la información que proporciona el libro, que ya ha editado tres novelas— y José Antonio López Rastoll. De él no es necesario acudir a la breve referencia bio y bibliográfica que acompaña la obra: conocíamos ya su anterior libro, Vareando nubes (Ed. Atlantis, 2012) un compendio de extraordinarios relatos que ya reseñamos en este blog.

       El segundo rasgo definitorio de la obra es que se trata de un volumen de microrrelatos. Los títulos de las partes en que se divide el libro hablan por ellas mismas: «Litweetratura #1 y #2»,  «Aforismos», «Pelusones» y «Greguerías desencadenadas». En total, setenta y siete textos semejantes a otros tantos destellos de luz, relámpagos de pensamiento, amagos de sonrisa y también de miedo. Como muestra, algunos botones: juegos de palabras como «Soy la caña, dijo en la primera reunión de Alcohólicos Anónimos»; recreaciones de mitos clásicos bajo la pátina de la modernidad como«Fue amor a primera vista. Cada vez que le miraba veía mi rostro en sus gafas de espejo»; revisiones de refranes como «En las tribus caníbales, al hambriento coronan rey».

      El tercero es la consecuencia del anterior: su lectura exige la dosificación y la calma; la imposibilidad (y la inutilidad) de leer las cien páginas de un tirón. Uno acude a estas Pelusillas de cuando en cuando, sin prisa (pero sin pausa), pellizcando aleatoriamente, saboreando cada uno de los bocados, la mayoría de ellos realmente exquisitos. Como hay momentos en que la lectura continuada llega a inmunizarnos, aconsejamos un acercamiento lento: hojear y detenerse al azar; brincar de una página a otra sin preocuparse por intentar retener el nombre de unos personajes o las complicaciones de una trama; cerrar el libro y reflexionar sobre la leído, asustarse o sonreír conforme nuestros pensamientos se adentran en las ideas propuestas.

Resultado de imagen de pelusillas en el ombligo LIBRO
       Si la intención de estos dos escritores alicantinos era hacernos sonreír,  lo han conseguido. Si el propósito era crear una serie de reflexiones sobre la vida, el arte, los seres humanos, también lo han logrado con creces. La degustación de estas delicatessen ha sido una grata manera de comenzar el año.









José Antonio López Rastoll y Esther Planelles Arráez

Pelusillas en el ombligo, , Ediciones Lastura 101 páginas.


viernes, 15 de enero de 2016

12 TALENTOS ALICANTINOS... Cuando la vida supera a la ficción.


MODELOS EMPRESARIALES PARA TIEMPOS DE CRISIS

    No existen vidas aburridas porque no hay personas vulgares: ningún ser humano carece de interés. La obra que aquí reseñamos nos muestra doce vidas dedicadas a la empresa y a los negocios, una docena de fascinantes recorridos por los orígenes (algunos de ellos dignos del mejor Dickens), los contratiempos, los éxitos, los sinsabores y las alegrías de otros tantos empresarios de nuestra provincia.
    Publicada por JOVEMPA (Federación de Asociaciones de Jóvenes Empresarios de la Provincia de Alicante), encabezada por sendos prólogos de Alejandro Soler y Carlos Castillo, la obra es el fruto de un arduo y concienzudo trabajo iniciado en mayo de 2010 y concluido en abril de 2011: doce meses y doce entrevistas realizadas por el prestigioso y reconocido periodista José María Perea. El texto, además, se complementa con excelentes fotografías de los entrevistados.
Resultado de imagen de jose maría perea    Se nos presenta el volumen como una obra fundamental a la hora de conocer los entresijos, los vaivenes que convirtieron, en lo que son hoy en día, a doce empresas señeras de la provincia alicantina. No hay que olvidar que desde que nace, el ser humano se mueve por la imitación, por el propósito de emular aquello y a aquellos que nos rodean. Por ese motivo obras como esta son tan necesarias: el joven emprendedor necesita un modelo que seguir, un espejo donde poder contemplar el reflejo de sus intentos, de sus logros, de sus frustraciones. Más allá de los manuales y de los libros de texto, en 12 talentos alicantinos se respira VIDA en cada una de las respuestas de los entrevistados. La narración discurre a través de una prosa funcional pero no vulgar, trufada de anécdotas que nos harán sonreír y que, también, espolearán nuestra conciencia y nos obligarán a reflexionar.
     Hay que salir del bosque para poder contemplarlo en toda su extensión y valía. Ese es el motivo de que, a quienes hemos nacido y vivimos en esta hermosa tierra, nos cueste apreciar lo que nos rodea, no admitamos el potencial de esta provincia y su capacidad “innata” (me dijo cierto amigo) para dar a luz a personas inquietas y emprendedoras. Lo más extraño de un volumen de estas características es que no se hubiera llevado a cabo mucho antes. Mas nunca es tarde, si la dicha es buena.
     La simple enumeración de los entrevistados es ya motivo suficiente para sumergirse en la lectura de esta obra. Desde el internacionalmente reconocido arquitecto y economista Alfonso Vergara hasta la restauradora y “exploradora de los límites gastronómicos” María José San Román, los empresarios seleccionados abarcan los más destacados campos económicos de la provincia: Jesús Navarro (del azafrán Carmencita), Joaquín Arias (del grupo de transporte Vectalia), Juan Perán (del grupo de calzado Pikolinos), José Enrique Garrigós (del turrón de Jijona), Miguel Peláez (de la constructora Ecisa), Vicente Berbegal (del mobiliario, con la marca Actiu), el doctor Rafael Bernabeu (medicina reproductiva), Pere Joan Devesa (del campo de la hostelería), Francisco Torreblanca (maestro artesano pastelero) y Joan Server (presidente de Rolser).

     Aunque no están todos los que son, desde luego son todos los que están. Por ese motivo no sería arriesgado sugerir la realización de un proyecto semejante a este, donde se diera cabida a otros doce o a veinte o a cien empresarios más de nuestra provincia. No sería mala señal, desde luego… sobre todo en estos tiempos tan necesitados de alicientes y referentes. 

12 talentos alicantinos: ejemplos de éxito empresarial,

JOVEMPA, Alicante, 2011. 198 páginas.

sábado, 9 de enero de 2016

LA AVENTURA DEL TOCADOR DE SEÑORAS: Mendoza en estado puro.

    Estas Navidades han traído a las librerías españolas la última novela de Eduardo Mendoza, El secreto de la modelo extraviada. Para celebrar el acontecimiento, rescatamos la reseña que escribimos, años ha, sobre una de sus obras más conseguidas y populares, La aventura del tocador de señoras.



Resultado de imagen de la aventura del tocador de señoras     A Eduardo Mendoza le cuesta escribir porque escribe bien. Cuatro años han transcurrido desde su anterior novela Una comedia ligera. Los números lo dicen todo: en 26 años ha publicado nueve novelas incluyendo ésta que hoy nos ocupa. Mendoza piensa y calibra cada párrafo, cada línea y cada palabra que utiliza. Alguien dijo que aquello que más fácilmente se lee es aquello que más ha costado de escribir: las obras de Mendoza se leen de un tirón, casi sin percatarse del esfuerzo, asombrándose cuando uno llega al final y advierte, con tristeza, que la obra ha concluido.
     La aventura del tocador de señoras posee varios niveles de lectura: el retrato (exagerado y paródico; pero real, al fin y al cabo) de la España actual ¾la falta de norte de una sociedad cegada por el dinero fácil y el mercantilismo caníbal, poblada por políticos y empresarios venales y corruptos¾; o bien, un disparate catártico, una novela picaresca y desvergonzada donde prevalece el humor y la chanza. A la postre (como en toda gran novela) ambas interpretaciones terminan solapándose y complementándose.
     Mendoza recupera al entrañable protagonista de El misterio de la cripta embrujada (1979) y El laberinto de las aceitunas (1982): el narrador innominado y algo estrambótico que abandona el manicominio donde está internado para enfrentarse a las más peculiares intrigas policiacas. Han transcurrido casi veinte años desde su última aparición y nuestro protagonista sigue tan adicto a la Pepsi-Cola y a los bocadillos de calamares encebollados como entonces; tan perdido en una sociedad que no entiende, como entonces. Esta vez el narrador abandona definitivamente el manicomio ¾tras ser obligado a firmar el alta¾ y muy pronto se ve sumido en una vida medioburguesa como empleado en una peluquería. Cualquiera de nosotros puede pasarse cuarenta años realizando su trabajo un día tras otro; si uno es peluquero puede pasarse cuarenta años ahogándose en la monotonía y la rutina. El protagonista de Mendoza apenas emplea unas semanas (38 págs.) para que las aventuras (y los problemas) acudan a él. Como todo pícaro que se precie, posee la facilidad innata para atraer problemas e, igualmente, la labia y las trazas necesarias para solucionarlos.
     A través de un lenguaje pretendidamente barroco inclinado a las digresiones y las chanzas; a través de las peripecias de un individuo extravagante, mentiroso, lujurioso, interesado y hambriento, el lector asiste al desfile de un singular número de personajes, reflejo exagerado pero fiel de la España actual: una ramera redimida casada con un homosexual inclinado al juego; un director de manicomio convertido en promotor sin escrúpulos; un fascista ex-comisario de policía internado en un asilo; un alcalde (el de Barcelona) con evidentes disfunciones mentales pero propenso a los chanchullos; un abogado corrupto y corruptor; un empresario adultero y (como no) asesinado; un chófer negro sin carnet de conducir pero con un gran corazón; un guardaespaldas con muletas y pistola; dos muchachas llamadas Ivet pero tan distintas como la noche y el día; un teniente coronel de la guardia civil con inclinaciones sadomasoquistas; un mosso d´esquadra y un policía nacional que se comunican mediante una coiné o lingua franca; un inválido aficionado al tango. Todos ellos retratados mediante unos diálogos incendiarios y magistrales, cargados de un descaro y una poca vergüenza de la que (lamentablemente)  ya no se estila.
     Poco importa el argumento central: las vicisitudes realizadas por el protagonista para apartar de si una acusación de asesinato. Lo que realmente nos atrapa es el desfile de “despreciables figurones” y la crítica a una sociedad inclinada a los espectáculos sangrientos, a la tele-basura, a la comida rápida y mala, a la permisividad y la cerrazón de ojos, y a un largo etcétera.

    Dicen que la risa rejuvenece. Cuando comencé a leer la novela tenía 31 años; ahora que escribo estas líneas apenas me reconozco veinticinco.


 Eduardo Mendoza,

LA AVENTURA DEL TOCADOR DE SEÑORAS, Ed. Seix Barral 2001. 350 pp.