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lunes, 23 de junio de 2014

VAREANDO NUBES: Un futuro prometedor



      Nunca antes se había escrito tanto. El éxito de las redes sociales se debe a que todos los seres humanos deseamos, a la postre, convertirnos en escritores, abrirnos a nuestros semejantes. Poco importan nuestros cometidos diarios: actores, deportistas, políticos, carpinteros, empresarios, camioneros, actrices, fontaneros, arquitectos, profesores, marinos, médicos, barrenderos… ; al final, todos ansiamos ver nuestro nombre impreso en la portada de un libro o, en su defecto, transmitir nuestros pensamientos (que no siempre son tan importantes ni transcendentales como creemos) a todos aquellos que los quieran conocer. Nunca antes se había escito tanto… así que resulta difícil discernir el grano oculto bajo tan ingente cantidad de paja, encontrar un escritor no solo con vocación —pues lo somos todos—, sino con capacidad técnica para serlo —consciente de que lo que escribe requiere un cuidado y un trabajo continuo y duro, advertido de que no todo vale— es, para los que nos dedicamos a escribir de otros, una tarea cada vez más difícil.
     Sucede que en ocasiones no hay que irse muy lejos para hallar la piedra preciosa bajo las toneladas de gangas. Un ejemplo de ello es José Antonio López Rastoll, alicantino nacido en 1974, que desde su blog El Mirador, lleva años realizando una encomiable labor de crítica y de creación. Tentado por el formato de papel, agrupó algunos de sus relatos en el volumen El Mirador (Ediciones Atlantis, 2009). Animado por el éxito de esta primera publicación, ahora nos regala —y el verbo no es exagerado— con Vareando nubes, también en Ediciones Atlantis. El cuento es su mundo —«La novela no es un género comercial», afirma irónicamente—: una decisión valiente que merece, únicamente por ello, todos nuestro respeto. Pero es que, además, la propuesta es excelente.
      Contrariamente a lo que sucede con otros libros de relatos, en Vareando nubes —evocador título que agrupa veintisiete narraciones de extensión media y corta— no existe ningún hilo argumental que vertebre el conjunto; porque lo que da solidez y unidad al volumen es el estilo del autor, su prosa fácil y ligera, donde el lector inteligente advierte el sudor del esfuerzo, las revisiones continuas tras la búsqueda de la exactitud de la palabra o del enunciado preciso. Nada sobra y nada falta en estas piezas que recorren los más diversos temas: las dificultades de la paternidad, la añoranza del pasado, la inocencia crítica de los niños, el chiste extendido (en algunos de los relatos más débiles, pero más graciosos), el mundo analizado desde la feminidad, la denuncia social, la visión ácida de una realidad cada día más roma y hueca… Ante tan gran cantidad de narraciones será difícil que el lector no encuentre muchas de su agrado, que no desee releer.

     No es un libro redondo (¿y cuál lo es?); pero sí es un título importante porque muestra claramente lo que se puede llegar a conseguir cuando técnica y trabajo se aúnan. El volumen es el heraldo de mejores creaciones, la promesa de un porvenir excelente, la constatación de haber asistido al nacimiento de un autor notable que, seguro, dará que hablar. No olviden el nombre: José Antonio López Rastoll.

José Antonio López Rastoll,
Vareando nubes,
Ediciones Atlantis, Madrid, 142 páginas.

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